Un año más concedemos el Premio Ricardo Barreiro. Y en esta tercera edición, hemos querido que reciba nuestro modesto galardón aquel al que consideramos uno de los mejores guionistas vivos en lengua castellana, aquel que se ha erigido como una figura capital y relevante para incontables generaciones de guionistas: Carlos Sampayo.
Desde un primer momento, nuestro premio nace como un emotivo reconocimiento para guionistas veteranos en lengua castellana, pero también, y ante todo, como un puente cultural que acerque, a través de la historieta, a España y Latinoamérica. No hay vehículo más idóneo. En este sentido, la figura de Carlos Sampayo es indiscutible a un lado y otro del Atlántico. De amplia trayectoria, sus primeros guiones datan de mediados de los setenta, sus obras han marcado el rumbo de la historieta contemporánea, constituyéndose como un soplo de aire fresco y renovador. Sus personajes rompían con lo convencional para revelar una sensibilidad única y exquisita. Sus tramas se alejaban de lo tópicos y férreos corsés de género, desde la serie negra a la mera biografía, para mostrar una visión crítica aguda y precisa. En definitiva, una historieta revolucionaria, reconvertida en vehículo artístico y alejada de los cánones de la industria vigente. ¿Quién puede olvidar las inolvidables páginas de Alack Sinner o Evaristo por citar tan solo unos ejemplos?
De igual manera, queremos resaltar la relevancia de su figura como autor multidisciplinar capaz de emprender con evidente éxito una personal trayectoria tanto en el campo de la narrativa (cuenta con seis novelas en su haber), como en el del ensayo e investigación de la crítica musical. Al respecto, nos encontramos ante uno de los mayores expertos en el campo del jazz donde ha dirigido y coordinado numerosos trabajos enciclopédicos y de investigación.
En definitiva, premiar a Carlos Sampayo supone hacerlo a la figura viva más emblemática de la afamada escuela argentina de guion, quien ha sabido mantener un estilo propio a pesar de los vaivenes del tiempo y ha sabido captar los sentimientos inefables de miles y miles de lectores a lo largo y ancho de todo el mundo. Un autor sobresaliente y mayúsculo cuyo nombre por méritos propios será grabado con letras de oro en el Olimpo de la historieta.
Javier Mora