Felipe Hernández Cava en algún momento de su vida decidió escribir un tríptico sobre la vida de Lope de Aguirre.
Lope de Aguirre (1510-1561) fue un conquistador español que participó en varias expediciones y conquistas en América del Sur durante el siglo XVI. Es recordado principalmente por liderar una rebelión contra el rey español Felipe II y proclamarse a sí mismo como «Príncipe de la Libertad» en la región que hoy es Colombia y Venezuela.
Los dibujantes que lo acompañaron en estos tres cómics fueron Enrique Breccia, Federico del Barrio y Ricard Castells Ikusager publicó en 1989 una primera entrega con el título de «La aventura» y fue dibujada por el argentino Enrique Breccia. Durante cuarenta y seis páginas asistimos a una historia sumamente triste en contraste con los colores vibrantes del dibujo:
En Santa Cruz, un pequeño poblado de América, el Gobernador Orsúa espera por un envío de dinero del Virrey para continuar con la expedición que busca encontrar la mítica ciudad de «El Dorado» que promete riquezas sin igual. Mientras, los miembros de la expedición, un grupo de hombres salvajes, pasan hambre, se aburren y buscan mujeres con las que entretenerse. La miseria y la codicia flotan cada día entre los pocos españoles que aun sobreviven a la espera de nuevas órdenes.
Y Aguirre, huraño y temido, se preocupa por el futuro, por sus vecinos y por lo que le sucederá a su bella hija cuando ya no pueda velar por ella.
Pero el dinero no llega. La comida escasea y los hombres, acostumbrados a actuar más que a descansar, se ponen nerviosos. Es por esto que el Gobernador promueve el intercambio con los indios Tabalocos. Para eso propone que se alisten cien voluntarios. A ellos se suma Lope de Aguirre.
Ramiro, el corregidor de Santa Cruz y mano derecha del Gobernador, no confía en esos hombres por lo que sigue al grupo de hombres y llega en un momento apropiado ya que los hombres, al ver las riquezas de los indios, y en especial sus mujeres, empiezan a desear poseerlo todo. Algunos hombres se insubordinan ante su llegada pero aparentemente la «tormenta» es evitada. Aunque antes de volver a Santa Cruz, Ramiro es asesinado. Pero el Gobernador descubre la tramoya y les da su merecido a los instigadores. Al poco tiempo una mujer importante, amante de Orsúa, llega al poblado y se descubre que la mayoría de las embarcaciones no sirven producto de los pobres materiales con los que fueron construidas. A pesar de eso, el Gobernador decide avanzar sin esperar el dinero debido y con los pocos hombres, vituallas y armamento que posee.
Y así termina esta obra, con un primer paso decidido hacia la aventura que difícilmente sea peor que lo dejado atrás.
Mención especial a las secuencias sin diálogo de esta obra. Tan bellas y que ayudan a dar a conocer el lugar donde se desarrollan los hechos. En especial la última, la del caballo, que forma una de las secuencias más hermosas que he visto en papel.
En resumen, una Obra mítica de la dupla difícil de conseguir. Espero que algún día podamos acceder a una edición integral de la trilogía como este trabajo lo merece.
Jorge Guillermo Palomera