Según datos del Libro Blanco del Cómic en España elaborado por la Sectorial del Cómic, un 63 por ciento de los creadores y creadoras del mundo de los tebeos ingresaron menos de 10 000 euros en el año 2021. Dicho de otro modo, si tenemos en cuenta solo los ingresos provenientes de su trabajo como historietistas, mucho más de la mitad de los creadores y creadoras están por debajo del umbral de la pobreza, es decir, en grave riesgo de exclusión social.
Ese índice, el del umbral de la pobreza, establece la línea bajo la cual es imposible mantener cubiertas todas las necesidades básicas referidas al acceso a la vivienda, a mantener condiciones de salubridad mínimas dentro de la misma o alcanzar unas condiciones nutricionales y sanitarias normales que no provoquen situaciones graves.
Dentro de ese 63 por ciento que queda por debajo del umbral de la pobreza, hay un 33 por ciento, es decir, una tercera parte de todas las autoras y autores de cómic en España, que obtuvieron menos de 1000 euros por su labor. Uno de cada tres.
La repercusión más inmediata que causa este problema es la obligación a pluriemplearse. Una inmensa mayoría de la masa autoral en el tebeo español está obligada a tener varios trabajos si quiere mantener su actividad creativa. Aun así, cuando se produce esa multiplicidad laboral, un 51 por ciento declara que la suma de todos sus ingresos queda por debajo de 20 000 euros al año. La pauperización de la clase artística es muy pronunciada hasta cuando se tiene más de un trabajo.
Esto genera un bucle difícil de romper. Cuando un autor o autora debe dividir su tiempo de trabajo entre diferentes profesiones, el proceso de creación se extiende durante más meses y por tanto la rentabilidad de las obras desciende. La capacidad de dedicar horas a escribir o a dibujar disminuye. Se crea menos y por menos dinero. Eso también dificulta un aspecto primordial: la búsqueda de nuevos proyectos.
Parte del trabajo de la parte creadora de la cadena consiste en estar preparando de forma constante nuevas propuestas editoriales que permitan ir encadenando unos trabajos con otros. Ese tiempo invertido se le saca a los proyectos en marcha y, además, no recibe ningún tipo de compensación económica porque son solo propuestas que además podrían no materializarse nunca.
La parte autoral no recibe un salario por su trabajo
A pesar de que en el Libro Blanco del Cómic se toma como referencia el concepto del Salario Mínimo Interprofesional, no debemos olvidar que en el mundo autoral no existe el trabajo asalariado y la remuneración llega únicamente a través de una parte porcentual de las ventas.
Por mucho que se utilice ese indicador, a fin de mostrar un dato que pueda ser significativo para quienes desconozcan el sector, la realidad es que no existen salarios para autores y autoras en el mundo del cómic. Se cobra exclusivamente por una cesión de derechos de explotación.
Las obras, por tanto, se crean muchas veces en un régimen de completa desprotección social. Cualquier tipo de problemática que pueda surgir durante su elaboración corre por cuenta y riesgo de creadores y creadoras. Una lesión, un accidente, un trastorno, un virus, una bacteria… Cualquier tipo de problema que pudiese alargar el proceso por una causa de fuerza mayor, queda al margen de ningún amparo social. Las empresas que después explotarán el fruto del trabajo no se hacen cargo de ninguna responsabilidad en ese sentido. La obra se crea por cuenta propia, tanto si la propuesta llega por parte autoral como si llega por parte editorial. De esta situación derivan otros aspectos fundamentales.
¿Cuánto gana la parte autoral por cada hora de trabajo?
Tomando de nuevo datos extraídos del Libro Blanco del Cómic en España podemos comprobar que la mayoría de dibujantes que deben simultanear trabajos en nuestro mercado, es decir, más de un sesenta por ciento del total, invierten más de 10 horas de trabajo por cada página.
Asimismo, en el mismo informe se asegura que la mayor parte de las tiradas realizadas por las editoriales es como máximo de un millar de ejemplares y que el porcentaje de royalties para la autoría se queda en el 10 por ciento.
Además, si nos fijamos en el informe de Tebesofera referido al año 2022, el número de páginas por obra se sitúa mayoritariamente por encima de cien.
Teniendo todas esas cifras se puede lanzar una aproximación sobre una obra de cien páginas con precio de portada 20 euros y una tirada de mil ejemplares. El adelanto, en el caso de que se hiciese sobre el total, sería de 2000 euros a los que habría que restar un 4 por ciento de IVA y un 7 por ciento de IRPF, es decir, 1785,6 euros tras los impuestos.
Dado que una amplia parte de los autores declara que al menos invierten 10 horas para cada una de las páginas, las cien totales, sin contar portada, portadillas, guardas y algún otro dibujo promocional, suponen al menos mil horas de trabajo.
Si volvemos a la simulación planteada en el Libro Blanco que habla del salario de la parte creativa, por cada hora de trabajo reciben 1’78 euros, con la carga añadida de que al ser personas pluriempleadas es probable que deban invertir al menos 250 medias jornadas de cuatro horas, con todo el desgaste que eso conlleva.
Todo eso cuando solo hay una persona en la parte autoral, si hay más de una se divide la misma cantidad entre todas ellas.
Es cierto que está cantidad solo corresponde a un pago proporcional. Es decir, si el título después se convierte en un gran éxito de ventas o si se consiguen acuerdos para internacionalizar la obra o adaptarla a algún otro medio, la parte autoral recibirá de nuevo su porcentaje.
Por desgracia, ni en el Libro Blanco del Cómic ni en ningún otro informe similar se pueden consultar las cifras de ventas de los títulos publicados. Sí que se dice que un 52 por ciento de todo el material publicado en España, independientemente de su origen, vende entre 200 y 5000 ejemplares, pero esa horquilla es tan amplia que no permite un análisis en profundidad.
La creación, una parte de economía sumergida
Lo que sí queda claro es que al menos un 39 por ciento de las personas que se dedican a crear cómics en España lo hacen sin darse de alta en el régimen especial de trabajadores autónomos y, por tanto, no cotizan nada por el trabajo realizado. Esto por un lado genera un problema de economía sumergida en los casos en los que ni siquiera se declara la labor de creación y, por otro, se incide de nuevo en la gran desprotección social en la que queda la parte autoral.
Desde el 1 de octubre de 2023, las medias jornadas computan a efectos de cotización como jornadas completas. Es decir, si los autores y autoras de cómic estuviesen contratados a media jornada, cotizarían por esos 250 días que les lleva de media realizar el trabajo.
Lo mismo ocurre con aquellos inscritos en el RETA, cotizan todos los días trabajados, siempre y cuando se mantengan dados de alta durante todo el proceso, con la problemática de que el importe de la cotización corre de su cuenta y no lo asume la empresa.
Sin embargo, ese casi cuarenta por ciento del total de creadores y creadoras de cómic que ni se inscriben como autónomos ni son contratados por las empresas, realizan su labor creativa invirtiendo una media de mil horas por obra sin cotizar ni una sola de todas ellas.
Pero eso no es un problema que surja de una decisión personal, sino que está motivada por varios de los factores de los que hemos ido hablando hasta ahora: pagos muy bajos que impiden afrontar las cuotas de autónomo durante todo el tiempo invertido en la creación de las obras o también situaciones de pluriempleo que son incompatibles con la inscripción en el RETA o que suponen dificultades al declarar todos los ingresos.