Marika Vila

María del Carmen Vila Migueloa, más conocida como Marika Vila (Barcelona, 16 de julio de 1949) es una de las más brillantes ilustradoras e historietistas españolas. Tras estudiar Sociología y Dibujo en la Escuela Massana, empezó a realizar ilustraciones para el mercado exterior a través de la agencia Selecciones Ilustradas y en Norma Editorial. En 1973, y aconsejada por Miguel Fuster, se lanzará también a dibujar historietas románticas. Desde entonces, entró a formar parte del Colectivo de la Historieta, del consejo de redacción de la revista Troya y de los colectivos de autores Astronave Pirata y Equipo Butifarra (capitaneado por Alfonso López), con los que publicó varias obras. Colaboró con Totem, Reporter, Siesta, Viva, Interviú, Práctica, Gimlet, Rambla, El Papus, El Jueves, Gaceta Ilustrada y otras publicaciones. A menudo, en esos trabajos y en otros posteriores, puso de manifiesto su interés por la defensa de los derechos de la mujer en la sociedad española. Simultáneamente, participó en la organización del primer Salón del Cómic de Barcelona. En 2019 ha publicado la novela gráfica Mata Hari.

Desde mediados de los años 80, ha trabajado como técnica editorial en Planeta-DeAgostini y ha participado en producciones de dibujos animados como Mofli el último koala.

En el año 2000 dirigió el proyecto Iconikas, centrado en la ilustración. En 2009 se Licenció en Humanidades (Pensamiento, Estudios Sociales y Culturales y Arte) y en 2017 defendió su tesis doctoral dirigida por Marta Segarra El cos okupat: iconografies del cos femení com a espai de la transgressió maculina en el còmic. Ha trabajado como profesora en el Máster Género y Comunicación (UAB) y ha sido comisaria de exposiciones como CCCB: FEMINISMES. El cos com a conflicte (2019)/ Museu del Cómic de Sabt Cugat: Amb veu propia: dones cos a cos (2020).

Entre otros galardones, recibió el Premio Ivà 2018 a la mejor historietista profesional, el Premio Homenaje a su trayectoria en el XVIII Salón del Cómic de Getxo (2019), el premio honorífico del Colectivo de Autoras de Cómic 2020, El Premio Splash 2021 ‘Una vida de viñetas’ y el Premi Girocòmic 2022.

¿Una trabajadora incansable como tú puede vivir dignamente de la historieta?

Creo que sí, he vivido dignamente muchos años de la historieta comercial y después apoyada en otras facetas del dibujo como la Ilustración, el diseño o la cartelería, siempre ya planteados desde la autoría, y también, como no, en otras ramas del dibujo (animación, publicidad etc.) Hasta la dedicación actual a la investigación y el análisis teórico.

¿El cómic en España ha sido en algún momento un oficio rentable?

Durante los años setenta hasta final de los 90 se pudo vivir muy holgadamente de la historieta comercial para Europa, América y finalmente para Japón, ya fuera a través de agencias o directamente si habías salido de España y conseguido los contactos, no ocurrió así con la historieta independiente o de autor, en la que algunas veces aun nos costó dinero a los colectivos implicados. Creo que en España nunca ha sido suficientemente pagada ni siquiera considerada seriamente como profesión a no ser desde una perspectiva mucho más amplia que abarca a toda la gama de posibilidades del dibujo. Grafismo, ilustración, diseño, animación, publicidad etc. En la que los autores españoles, con honrosas excepciones, nos hemos apoyado para subsistir.

¿Cuáles han sido los males históricos de la industria del cómic en nuestro país? ¿Qué crees que explicaría su falta de solidez y pervivencia a lo largo del tiempo?

El menosprecio del medio desde los ámbitos culturales y el sostén en el voluntarismo, la inversión fugaz a cortísimo plazo de los generadores de producto comercial, el consumo de refritos y la falta de inversión en creación propia y en la construcción y el mantenimiento de mercados sólidos… etc.

Es decir, la falta de una industria potente que promocione la creación nacional, más allá del corto plazo, creando así un mercado cultural más fuerte.

¿Este modelo editorial ha tenido en cuenta alguna vez el beneficio de los trabajadores o solo el del editor?

Solo el del editor en el caso comercial, o… ¿quizás en todos?

¿Te has sentido alguna vez el eslabón más débil de la cadena?

Siempre, creer otra cosa rayaría en la ceguera.

Las Agencias de los setenta con las que muchos autores y autoras encontraban mejores precios por página en el extranjero. ¿Realmente mejoraron las condiciones laborales?

Sí, claro. No hay comparación con lo que los dibujantes ganaron en Bruguera, Toray o otras editoriales menores, con lo que pudieron ganar en Selecciones Ilustradas, por ejemplo, pero se debía posiblemente a trabajar para el mercado exterior, a una mayor valoración de los artistas españoles en él, y a las condiciones de éste, de las que no disfrutaban el resto de los profesionales en el mercado español… A ello se sumaba la diferencia salarial debida al cobro en divisas…

Claro que, también Toutain (S.I) y después Rafa Martínez (Norma) representaron la modernización del medio y tuvieron que enfrentarse y adaptarse (aunque con resistencia) a las reivindicaciones de una profesión más fortalecida, o en vías de fortalecerse, en una sociedad cuyo contexto en la transición fue la consecución de derechos. Mejoraron las condiciones y consiguieron abrir las puertas de nuevos mercados cuando España no creo una industria sólida y abandonó el propio mercado. Pero siguieron explotando a sus representados, aunque disminuyó el margen en el que se movían.

En la actualidad, y como muestra del legado de estas agencias, ¿una artista española solo si trabaja para el exterior puede obtener unas condiciones laborales dignas? ¿Hay alternativa a la emigración hacia las grandes industrias internacionales?

Lo tendrán que decir realmente las jóvenes autoras y autores actuales, su opinión tendrá un índice de mayor realidad que mi conocimiento, pero por lo que observo creo que seguimos sustentándonos en las producciones comerciales extranjeras y seguimos teniendo unas necesidades profesionales que nos empujan hacia el mercado exterior ante la falta de producción nacional bien financiada que permita ir construyendo el mercado de lectoras/es para promover la continuación de un diálogo social creativo alejado de la precariedad y el voluntarismo.

Es un secreto a voces que el editor español prefiere que los y las historietistas nacionales publiquen en el exterior antes que en nuestro mercado. Así ahorra costes. ¿Esto es lícito?

En un entorno de libre mercado como el que vivimos claro que es lícito, se ahorran la inversión en producción propia, anulan el riesgo antes de salir al mercado… esas son sus leyes, otra cosa es que sea beneficioso socialmente hablando, la promoción funciona sobre lo ya seguro (reforzando lo conocido) Lo que consumimos nos construye, tanto de forma política como cultural, así que, si no hay consciencia lectora y el mercado produce solamente lo que ya sabe que será popular, entramos en terrenos muy peligrosos y nocivos para el crecimiento cultural.

¿Cómo podría regularse esta situación para que se beneficien los autores y autoras como corresponde?

El objetivo debería ser el beneficio cultural para la expresión de la sociedad y eso no puede tener lugar de forma correcta si se debe a la explotación de los creadores… Creo que podemos darle mil vueltas y marear el tema todo lo que queramos, pero la clave, para mí, está en la falta de una industria fuerte, unos sindicatos profesionales fuertes y un mercado bien construido… ¿Cómo se hace? No sé, no hemos tenido éxito en los múltiples intentos de unión profesional desde la transición, pero es que es bastante inútil luchar contra la falta de inversión para la creación en el medio nacional.

Quizás las subvenciones no son la panacea, aunque otros medios (cine o teatro) las tienen sobradas sin salir de la precariedad, pero las directrices culturales sí que deberían proteger la creación propia y adelantarse también en otros ámbitos que se nutren de nuestra misma profesión (los videojuegos, los mundos virtuales, la animación etc.)

La pérdida del mercado en los quioscos durante los noventa, con la desaparición progresiva de las revistas de cómics infantiles y para adultos, ¿hasta qué punto supuso un desastre para los trabajadores y trabajadoras del cómic?

Supongo que fue una catástrofe, así se vivió a mi alrededor, desde los que publicaban mucho hasta los que vieron perderse las últimas posibilidades de publicación… fue una etapa terrible para todos porque también acabó cayendo el mercado de agencias.

Pero, como siempre, los creadores de esta profesión nos las arreglamos nuevamente para sobrevivir, creando posibilidades donde no las hay, aceptando cualquier tipo de trabajo relacionado y escogiendo, en lo posible, dentro de nuestra propia conciencia laboral. Debe ser muy fuerte el motor vocacional de este medio porque a partir de entonces y usando las TIC fueron perfeccionándose los fanzines y aparecieron un gran número de ellos de gran calidad para suplir las revistas caídas (las que se vendían en quiosco y pagaban la producción) de ahí a la edición también en gran parte voluntarista de libros de autoría nacional, (prácticamente sin beneficio de entrada).

Haciendo mi investigación en 2009, un editor me dijo que los costes habían bajado muchísimo (TIC) y diversificando en tiradas pequeñas se amortizaba bien el libro de calidad… lo único que tenían que entender los dibujantes era que… ¡debían estar contentos con publicar y asumir el no cobrar!

¿Cómo te afectó en tu caso?

Personalmente, lo que más me había afectado ya hacia algún tiempo es la deriva editorial que empezó a menospreciar la autoría en la confusión del momento del “destape” y (bajo un interés supuesto del mercado por el sexo y la sangre que ellos mismos fomentaban) empezaron a pedirlo a los autores… “Pon más tetas o más acción sangrienta” en el 93 ya hice mi ¡HELP! en CAMBIO EL POLVO POR BRILLO denunciando esta situación, no habíamos luchado y dejado el mercado internacional a causa de los planteamientos comerciales para dibujar guiones con encargos, límites o indicaciones en los que no estuviéramos de acuerdo…

Yo sostenía mi trabajo autoral con el apoyo de la ilustración en mis colaboraciones semanales en EL PERIÓDICO DE CATALUNYA o después en EL PAÍS y otras revistas de opinión, así que seguí con ello y lo amplié todo lo posible con la incursión en publicidad y animación, aceptando todas las propuestas (entre ellas ya había hecho la serie Luna y Duna para la revista Barbie intentando hacer una historieta digna para niñas que contrastara con la propuesta de Mattel) Pasar al espacio editorial como realizadora de Dragon Ball y el resto de colecciones manga que me adjudicó después Planeta es otro ejemplo de cómo seguir en el medio y sobrevivir para poder seguir haciendo las historias que me motivaron cuando pude, cada vez menos, claro. La otra vertiente (siempre apoyada en la ilustración, el diseño y el grafismo ligados a publicaciones) fue el estudio del medio y el análisis que ha llevado a mi tesis doctoral.

Lógicamente si el mercado y la industria hubieran sido otros habría podido desarrollar a largo plazo todas mis propuestas… pero esto siempre será una incógnita. El caso es que las nuevas voces puedan hacerlo

Nuevos formatos como la novela gráfica o el manga, ¿son dignos ejemplos de este capitalismo liberal de andar por casa que domina la historieta española y dónde básicamente se produce el doble y se gana menos que antaño?

El manga es un fenómeno en sí mismo que sería largo de analizar, pero sí, su éxito se basa en la popularidad de sus sinergias con otros medios y en la publicidad y el merchandising con que sus eventos apoyan las ventas (al margen de la calidad, que no entro a juzgar, son las estrategias de mercado de la industria ajena las que lo sostienen y de las que se beneficia la supuesta industria nacional).

Más allá del cambio temático que amplía lectoras, la novela gráfica es otra forma de llamar al álbum clásico que ha permitido la emergencia de editores independientes y la autoedición (gracias a las nuevas tecnologías) factores que han favorecido a la visibilidad de la autoría nacional, de otra forma dudo que hubiera sobrevivido. Pero el tema económico y la sobre explotación siguen ahí…

¿En tu caso has cobrado un precio acorde a tu excelso trabajo?

Creo que nuestro trabajo autoral (hecho sin presupuesto ni fecha y que implica dedicación total en todos los aspectos de la producción) nunca estará bien pagado, a no ser que sea bien promocionado y el editor esté seriamente implicado en generar royalties que nos sean abonados. Pero si entendemos el precio por página en el tope de cada época, desde Selecciones Ilustradas hasta la primera edición de Mata Hari en revista (incluida ésta) podría decir que sí, cobré lo que debía, más o menos como mis compañeros, excepto en los trabajos que hice de forma activista como Butifarra o Trocha -Troya, el resto ha oscilado entre el pago emocional (acuerdo activista con la necesidad) y el pago posible en cada momento. De S.I. nunca cobré royalties, hasta los 80, momento en el que recibí inesperadamente un pago único de royalties devengados por mi trabajo anterior (años 70), cuando ya no estaba en contacto con la Agencia (era el momento reivindicativo de la profesión).

Nunca sabré a que respondía, pero apunta a una cura en salud por si hubiera reclamaciones (aunque eran del todo incomprobables las ventas realizadas por S.I.)

Esta incertidumbre e intranquilidad laboral que parece acompañar a los trabajadores de la historieta en España, ¿hasta qué punto ha podido afectar a tu salud mental?

Como empecé muy joven y la muerte de mi padre me había obligado a enfrentarme a los problemas sola, esta profesión fue una fuente de aprendizaje duro. Ya trabajaba como secretaria y combinaba el estudio y el dibujo con el trabajo reglado y oficial, así que cuando me dediqué de lleno a este campo (a los 21 años) me organicé de manera parecida, la vorágine de la bohemia nunca me deglutió, aunque la viví y disfruté, navegando por las diferentes movidas y luchando en casi todos los activismos, siempre tuve un plan de supervivencia minimalista y supe organizarme para sobrevivir en los malos momentos. Ser mujer y madre joven implicaba no bajar la guardia y construir escudos…

Creo que mi salud mental ha dado pruebas de fortaleza gracias a salir indemne de mi trayectoria laboral y creativa… ja, ja

¿Tu vida familiar también se ha podido ver afectada?

Mi vida familiar ha estado profundamente marcada por la profesión, pero no más que la de otras mujeres profesionales en otros campos autónomos… Fui madre muy joven, a los 22 años, y desde entonces las noches han sido mi espacio de dibujo seguro, también las tardes, y los ratos entre cunas y cocinas. También el cuidado de mi madre se ha antepuesto a los horarios lógicos de trabajo… pero he salido adelante, mi madre y yo cuidamos una de otra siempre y mi hija y mi nieta son mi orgullo y mi centro de salud. Todo esto no habría sido posible sin la cooperación, ayuda y soporte ciego de mi compañero. Las mujeres en esta profesión han estado y resistido mucho (aunque en la sombra) ya que el trabajo por libre, sin horario y a destajo realizado en casa es el primero que les fue posible realizar sin demasiadas alharacas, sobre todo si no recibían demasiada notoriedad y obedecían las normas del discurso patriarcal… Las noches, las cocinas, las páginas entre meriendas de los críos etc. tienen mucho de que hablar sobre el trabajo histórico de las dibujantes.

¿Se ha respetado en algún momento el derecho a la conciliación familiar en nuestra historieta?

NO, que va. Incluso en alguna ocasión tuve que oír que se prescindiría antes de mí que de otros compañeros porque yo tenia marido ¿…? (supongo que se referían, sin datos, a que alguien me mantenía ¿…?)

¿Hasta qué punto la mujer ha sufrido una mayor discriminación laboral en nuestro medio?

Juzga tu mismo por todo lo dicho anteriormente… El hecho de que siempre que busques en los rincones oscuros de otras épocas encuentres mujeres dibujando o participando de alguna forma en la obra heredada, mientras han permanecido olvidadas, dice algo al respecto. Dibujantes, guionistas, coloristas, ilustradoras de cuentos… siempre relegadas al mundo infantil (por menor) han resistido y mantenido el espacio abierto para las vanguardias que rompimos el techo de cristal y que ahora desbordan las nuevas voces…

¿Sus condiciones actuales se han equiparado o aún persiste la vulneración de sus derechos?

Ellas, las nuevas autoras, te dirán aún todas las reivindicaciones que naturalmente quedan por llevar a la práctica. Lo difícil es delimitarlo en una profesión no sindicada, sin normas y dependiente del mercado libre, no del cultural (los hombres tampoco lo tienen bien, pero han tenido voz y decisión desde el principio para construir el canon y sus discursos… incluso la profesión).

La discriminación histórica hacia las lectoras y contra las autoras se hace evidente en este medio al buscar las referencias artísticas y la valoración y posicionamientos en la construcción de mercados. Ellas hoy tienen la palabra.

¿Existe conciencia de clase entre los autores y autoras de tebeos?

Creo que no podemos afirmar que sí. No somos diferentes de otras profesiones… hay de todo. Algunas luchamos desde el principio para generar esa conciencia interseccional de las opresiones, que superpone unas a otras y que debemos visualizar para combatirlas. Porque, no lo dudes, van juntas y no eliminas a una sin la otra… (Genero, etnia, clase, edad, identidad …etc.)

¿Podrá darse en algún momento un sentimiento de solidaridad para reclamar por sus derechos?

En la respuesta anterior va implícita mi opinión al respecto. La solidaridad tan solo será real si visualiza todas las opresiones y las contempla de forma completa.

¿Cuál puede sería a tu parecer la manera más efectiva de lucha?

Las nuevas subjetividades necesitan expresarse, pero sobre todo dialogar y unirse para construir nuevos discursos más amplios, justos e inclusivos basándose en el respeto mutuo y en la interlocución a la búsqueda de objetivos comunes. El nuestro quizás habría de ser construir mercados más equilibrados y conscientes y para ello reclamar la necesaria acción de la política cultural.

¿La presencia de los autores y autoras de cómic en la negociación por el Estatuto del Artista es un paso hacia cierto grado de normalización?

En mi opinión es algo imprescindible, aunque sé que va a necesitar de un fuerte grado de implicación, trabajo y paciencia… (habla mi experiencia) pero habrá que seguir insistiendo, todo menos dejar que “nos actúen…”

¿Una primera medida para fomentar la creatividad y armonización con unas condiciones laborales justas sería establecer una normativa clara y precisa sobre derechos de autor?

¡Evidentemente! Sin más comentario.